En el vaivén de la maternidad, con sus momentos de pura magia y sus ratos de caos, hay un pequeño héroe olvidado, callado y a menudo ignorado: el suelo pélvico. Esta red de músculos, que sostiene órganos como la vejiga, el útero y el intestino, no recibe suficiente atención hasta que ya ha tenido que hacer su trabajo durante un parto. Pero, como todo en la vida, el olvido es el primer paso hacia el colapso. Y si hablamos del suelo pélvico, el colapso no es una opción.
En el postparto, la mujer se enfrenta a un cuerpo que parece haberse transformado en un territorio en guerra, donde la recuperación no solo es física, sino también emocional. Y aquí, el suelo pélvico, aunque no sea un tema candente en las charlas postparto, se convierte en el pilar fundamental para volver a sentir el control y la fuerza. Es un trabajo de reconstrucción, no solo para los músculos, sino para la confianza en uno mismo.
La relación de la mujer con su suelo pélvico
Es interesante cómo algo tan esencial como el suelo pélvico puede quedar relegado a un segundo plano. Las nuevas mamás suelen enfrentarse a la presión de recuperar su figura, pero olvidan que el verdadero punto de partida para volver a sentirse completas está en el centro de su cuerpo, en esa región que sostiene no solo órganos, sino el núcleo de la vitalidad. ¿Por qué? Porque, aunque el bebé ya ha nacido, el proceso de transformación sigue en marcha.
Durante el embarazo, el suelo pélvico es sometido a una presión constante. A medida que el bebé crece, estos músculos se estiran y se debilitan. Tras el parto, es vital restaurarlos. Sin ejercicios adecuados, pueden surgir problemas como la incontinencia urinaria o la disfunción sexual, algo que afecta la calidad de vida y, muchas veces, se asume como parte del “paquete” postparto. Pero no tiene por qué ser así.
Los ejercicios del suelo pélvico
Los ejercicios de Kegel, que tan a menudo se mencionan como la solución milagrosa, son importantes, sí, pero no son el todo. Es como decir que una sola técnica de cocina puede hacer de ti un chef gourmet. ¿Qué pasa si lo que tu cuerpo necesita es un enfoque más integral?
Lo primero es entender que, para ser efectivos, los ejercicios deben ir más allá de la simple contracción y relajación de los músculos. Un trabajo postparto debe incluir movilidad, estabilidad y coordinación. Esto incluye movimientos como la respiración diafragmática, que puede restablecer el tono del suelo pélvico mientras se trabaja la relajación general del cuerpo.
Un camino de recuperación: Ejercicios claves
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Contracciones de Kegel: Aunque pueda parecer un ejercicio simple y de manual, el control de la contracción y relajación de los músculos del suelo pélvico sigue siendo esencial. Comienza con contracciones suaves, aumentando gradualmente la duración y la fuerza.
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Elevaciones pélvicas: Este ejercicio, conocido también como “puente”, no solo trabaja los glúteos, sino que también involucra el suelo pélvico, estimulando su fortalecimiento. Recuerda que la técnica es clave: asegúrate de contraer el suelo pélvico antes de levantar la pelvis.
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Rotaciones pélvicas: Los movimientos circulares suaves de la pelvis ayudan a reactivar la circulación y, por ende, la tonificación de los músculos que componen el suelo pélvico. Además, esta práctica mejora la flexibilidad en la región lumbar, que suele verse afectada durante el embarazo.
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Respiración abdominal profunda: Puede sonar sencillo, pero este ejercicio tiene un impacto increíble. Una respiración correcta y profunda ayuda a restablecer el equilibrio entre el suelo pélvico y la musculatura abdominal. Al respirar, se activa la zona del diafragma, lo que puede ayudar a restablecer el tono del suelo pélvico de manera más eficiente.
El tempo de la recuperación: No hay prisa, pero no hay tiempo que perder
Aquí es donde la paciencia juega un papel fundamental. No se trata de volver a la normalidad en un abrir y cerrar de ojos. El cuerpo de la mujer ha experimentado una transformación tan profunda que no es de esperar que recupere su fortaleza en pocos días. Es más, el “poco tiempo” se convierte en un concepto relativo. La recuperación del suelo pélvico es un proceso a largo plazo, que exige constancia y dedicación.
Pero, paradójicamente, el tiempo puede ser un enemigo si no se le dedica atención desde el principio. Al fin y al cabo, es en el postparto cuando se inicia la oportunidad para prevenir complicaciones que podrían llegar años después. Si no se hace bien ahora, el futuro podría presentarse con dolor o disfunciones que no deseamos.
El poder oculto del suelo pélvico
El suelo pélvico es, en muchos sentidos, el músculo invisible que sostiene el bienestar de la mujer. Quizá no sea el tema más comentado en una charla sobre maternidad, pero es crucial. Ignorarlo es como dejar pasar por alto las raíces de un árbol que no puedes ver, pero que está alimentando y nutriendo todo lo que crece por encima.
Recuperar su fuerza no es solo cuestión de estética o de prevención de problemas. Es un camino hacia la autonomía, hacia la reconexión con el propio cuerpo. Porque, al final, cuando las mamás son fuertes por dentro, pueden enfrentarse a todo lo demás con una resiliencia renovada.
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